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3. Riesgos derivados del Clima Espacial.
Los riesgos derivados del clima espacial afectan tanto a las personas (en casos muy concretos) como a los sistemas eléctricos y electrónicos, particularmente a las redes de transporte eléctrico y de combustible, a los satélites y a las telecomunicaciones. En casos de actividad solar excepcional y aunque la probabilidad de ocurrencia sea relativamente baja, el clima espacial podría provocar fallos en cascada que se verían agravados por la interdependencia entre sistemas. Al finalizar las tormentas, algunos sistemas volverían a funcionar por sí mismos, como las radiocomunicaciones y el GPS. No obstante, la reparación de otros sistemas podría llevar semanas o incluso meses, como es el caso de los incendios en grandes transformadores. Se estima que, de producirse en la actualidad un nivel de actividad similar al del Evento Carrington de 1859, las pérdidas totales podrían alcanzar los 3 trillones de dólares en el primer año, es decir, 20 veces más que las provocadas por el huracán Katrina y el tiempo total de recuperación oscilaría entre 4 y 10 años [1] [13] [14].
Como efectos colaterales de los fallos generalizados del suministro eléctrico y debido a la ya mencionada interdependencia entre sistemas, podrían verse afectados el suministro de agua, los transportes públicos, los sistemas bancarios y financieros, algunos servicios gubernamentales y el almacenamiento de alimentos y medicamentos por falta de refrigeración, entre otros.
Según el NRC, la estrategia para mitigar los efectos de los riesgos derivados del clima espacial pasa por los siguientes puntos [1]:
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Detección: identificación de posibles eventos y difusión rápida de la alerta.
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Defensa: protección de la infraestructura que potencialmente puede ser afectada, ya sea directamente o retrasando o reduciendo los efectos sobre redes y sistemas.
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Mitigación: minimizar el posible impacto, mediante la introducción de redudancia en los sistemas, reducción de la dependencia entre sistemas y contención del problema entre sistemas interdependientes.
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Respuesta: preparación de actividades diseñadas para potenciar la respuesta rápida y de emergencia ante los posibles incidentes, como la realización de planes y ejercicios o la disposición de equipamiento.
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Recuperación: posibilitar la restauración de las actividades comerciales y gubernamentales, de forma rápida y eficiente.
3.1. Riesgos para las personas.
Las partículas de gran nivel energético asociadas a las tormentas de radiación solar pueden ser dañinas y potencialmente mortales para los astronautas que, en el momento de la tormenta, estén realizando actividades extravehiculares (EVA, Extra-Vehicular Activities) [15].
Así mismo, en el transcurso de una tormenta de radiación solar, los niveles de exposición pueden ser significativos para los pasajeros y los tripulantes de aviones que se encuentren en vuelo a elevadas latitudes, especialmente sobre el Polo Norte y si la componente Bz del campo magnético interplanetario está apuntando hacia el Sur, hecho que favorece la entrada en la atmósfera de las partículas de alto nivel energético procedentes del Sol.
Aunque la investigación sobre estos riesgos para las personas todavía se encuentra en estado embrionario, los diferentes sistemas de alerta existentes contemplan avisos al respecto. De hecho, en la actualidad, algunos de los mayores consumidores sobre información operativa relativa al clima espacial son las compañías aéreas que operan sobre el Polo Norte.
Algunos grupos sociales y esotéricos asocian el año 2012 con grandes eventos que podrían transformar el mundo, apoyándose en supuestas predicciones de la civilización Maya o de la propia Biblia, como el impacto en la Tierra de un asteroide o un cometa que podría provocar el fin del mundo. La posible coincidencia temporal con el máximo del ciclo solar 24 y el impacto mediático de este tipo de noticias hacen pensar que el clima espacial estará muy presente en los medios de comunicación de masas durante dicho periodo.
3.2. Riesgos en los satélites artificiales.
Las partículas de gran nivel energético asociadas a las tormentas de radiación solar pueden inyectar ruido en los sistemas de detección de los satélites artificiales, o incluso provocar daños físicos a los paneles solares, a la electrónica o a las memorias de almacenamiento. Los flujos de partículas con alto nivel energético y en ocasiones con niveles medios o bajos, pueden provocar una acumulación de carga eléctrica entre los distintos elementos que componen un satélite, sobre todo en el período de eclipse del satélite y durante la ejecución de maniobras orbitales.
Algunos electrones pueden tener el nivel energético suficiente como para atravesar las paredes de las astronaves y acumularse en materiales dieléctricos como cables coaxiales o tarjetas electrónicas, terminando por provocar importantes descargas eléctricas que pueden causar serios daños.
En lo referente a los enlaces Tierra-satélite, ya sean ascendentes o descendentes, los cambios en el gradiente de contenido total de electrones en la ionosfera provocados por las erupciones solares, pueden causar desvanecimientos (fading) y/o centelleo (scintillation) en las señales, aumentando la tasa de errores o incluso pudiendo llegar a cortar los enlaces [16]. En el caso de los sistemas de radionavegación por satélite (GPS, GLONASS, Galileo), se pueden dar casos de degradación en la precisión del posicionamiento de los usuarios. El riesgo es mayor en sistemas que operen por debajo de 2,6 GHz [6].
También pueden producirse interferencias en los sistemas vía satélite, como resultado de las ráfagas de ruido generadas en el Sol tras una erupción, si la antena parabólica de la estación de seguimiento del segmento terrestre tiene al Sol en su línea de visión directa.
Finalmente, las corrientes inducidas por las tormentas geomagnéticas en la termosfera, provocan un aumento de temperatura en dicha región, que puede ralentizar la trayectoria de los satélites de órbita baja (LEO, Low Earth Orbit).
En la fig.11 se muestra una estadística de anomalías y fallos detectados en satélites artificiales entre los años 1993 y 2007 [1].

Aunque la gran mayoría de anomalías y fallos no tienen relación con el clima espacial, el 65 % de los eventos registrados en el año 2003 se produjeron durante la Tormenta de Halloween (ver apartado 3.5).
Los riesgos para los satélites no se producen solamente en épocas de máximos solares. En la etapa final de los mínimos solares, se producen agujeros coronales en el Sol, de los que emana viento solar a alta velocidad, causante de un aumento de la concentración de electrones energéticos en la magnetosfera que también puede causar problemas o desconexiones de satélites, tal y como sucedió con los canadienses Anik E1 y E2 en 1994.
En cualquier momento dentro de un ciclo solar también pueden producirse subtormentas magnéticas: el viento solar puede transferir energía a la cola de la magnetosfera, energía que puede liberarse en episodios violentos, afectando también a los satélites al generarse descargas electrostáticas.
3.3. Riesgos en sistemas de telecomunicaciones.
Las erupciones solares tienen influencia en las radiocomunicaciones de la banda de HF unos 15 minutos después de producirse. La duración de estos fenómenos oscila entre varios minutos a alrededor de una hora.
Tras una erupción solar, se aumenta sustancialmente la emisión de rayos X en el Sol. Este incremento provoca una mayor ionización en las capas bajas de la ionosfera, con las siguientes consecuencias en la banda de HF: el valor de la frecuencia crítica disminuye (y por tanto también la MUF) y la absorción aumenta, pudiendo alcanzarse valores de hasta 38 dB de atenuación extra sobre las condiciones normales.
En la tabla 7 se muestra un listado de los posibles efectos que pueden observarse en cada banda de comunicaciones por radio, recopilados de diversas fuentes [12], así como los principales usuarios que pueden verse afectados [17].
Banda | Frecuencias | Usuarios | Posibles efectos |
ELF | < 3 kHz |
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VLF | 3 kHz – 30 KHz |
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LF | 30 kHz – 300 kHz |
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MF | 300 kHz – 3 MHz |
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HF | 3 MHz – 30 MHz |
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VHF | 30 MHz – 300 MHz |
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UHF | 300 MHz – 3 GHz |
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Algunas fuentes [1] también hablan de la posible afectación de las tormentas geomagnéticas a los cables submarinos, que tendrían un gran impacto en Internet y en las redes de telefonía.
La NASA también cita los siguientes sistemas de telecomunicación que pueden verse afectados por el clima espacial [18]: tecnologías basadas en microchips, telefonía móvil, relojes atómicos, radioenlaces de televisión comercial, sistemas de telefonía de larga distancia y radares.
3.3.1. Tormentas de ruido.
El Sol emite ondas de radio en diferentes bandas, desde las centimétricas hasta las decamétricas, ya sea la actividad solar baja o alta. Estas emisiones de ruido se clasifican, según su intensidad, en una escala que va de 1 a 5 [19]:
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Tipo I: tormentas de ruido formadas por gran número de ráfagas cortas y de reducido ancho de banda, en el rango de las ondas métricas (300-50 MHz) y de intensidad extremadamente variable. Pueden durar desde varias horas a varios días.
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Tipo II: emisiones de reducido ancho de banda que comienzan en las bandas métricas (300 MHz) y van cambiando lentamente (decenas de minutos) hacia el rango de las decamétricas (10 MHz). Este tipo de emisiones tienen cierta relación con llamaradas solares de gran intensidad y son indicadoras de una onda de choque que se mueve a través de la atmósfera solar.
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Tipo III: ráfagas de reducido ancho de banda que cambian rápidamente (segundos) desde la banda de decimétricas a la de decamétricas (500-0,5 MHz). Normamente suceden en grupos y ocasionalmente son una característica de las regiones solares activas más complejas.
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Tipo IV: ráfagas contínuas de ruido de banda ancha, sobre todo en el rango de las ondas métricas (300-30 MHz). Estas ráfagas están asociadas a las grandes erupciones solares, comenzando entre 10 y 20 minutos tras la erupción y con una duración que puede ser de varias horas.
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Tipo V: ruido contínuo de poca duración (algunos minutos) en el rango de las decamétricas, asociado a las emisiones de tipo III.
Durante eventos relacionados con el máximo solar, las emisiones de ruido pueden llegar a tener una duración de varios días, dando lugar a una tormenta de ruido contínuo (CTM, Continuum storm), que puede afectar a las bandas de radio de longitud de onda comprendida entre los metros y los decímetros, dándose casos de particular intensidad en frecuencias en torno a 250 MHz,
En estas bandas se ubican gran parte de los sistemas de radiocomunicaciones terrestres públicos (telefonía móvil) y privados, entre los que se encuentran los dedicados a redes terrestres de corto y medio alcance relacionadas con la Protección Civil.
Desde el momento de su generación, las tormentas de ruido tardan unos 8 minutos en alcanzar a la Tierra y su duración puede ser de 1-2 días [11].
3.3.2. Tormentas ionosféricas.
Las tormentas geomagnéticas pueden provocas importantes perturbaciones en la capa F de la ionosfera terrestre, dando lugar a tormentas ionosféricas. Generalmente, las tormentas ionosféricas tienen dos fases [12] [6]:
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Fase inicial o fase positiva, con un incremento en la densidad de electrones que dura unas horas.
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Fase final o fase negativa, con una disminución en la densidad de electrones, que puede durar varios días.
En latitudes bajas, generalmente sólo se observa la fase positiva. Las tormentas ionosféricas presentan grandes variaciones en función de la latitud geomagnética, la estación del año y la hora local.
En ocasiones, pueden registrarse fenómenos de gran intensidad denominados Perturbaciones Ionosféricas Repentinas (SID, Sudden Ionospheric Disturbances), provocando anomalías en la propagación de las ondas de radio: desvanecimientos en la banda de decamétricas, desplazamientos de fase, absorción del ruido cósmico y en ocasiones incluso mejoras en el nivel de las señales. Estas anomalías pueden tener una duración desde varios minutos a varias horas.
3.3.3. Eventos de absorción polar (PCA).
Los eventos de absorción polar (PCA) provocan un aumento significativo de la absorción en la banda de HF para trayectos radioeléctricos que atraviesen los polos. Estos fenómenos son críticos para los aviones comerciales que utilizan rutas transpolares, por ejemplo entre Norteamérica y Asia, ya que a latitudes superiores a 82º no suele existir cobertura en las comunicaciones vía satélite y han de confiar exclusivamente en la radio de HF.
3.3.4. Escala NOAA de apagones de radio.
La agencia NOAA de los Estados Unidos ha diseñado una escala para cuantificar la intensidad y los efectos de los apagones de radio, que se muestra en la tabla 8. La escala tiene 5 posibles valores directamente relacionados con las mediciones del flujo de rayos X procedentes del Sol, realizadas por los satélites GOES, facilitándose además la frecuencia con la que los eventos de cada tipo pueden ocurrir dentro de un mismo ciclo solar de 11 años.
Categoría | Efectos | Parámetro físico | Frecuencia promedio | |
R5 | Extremo |
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X20 (2x10-3) |
Menos de 1 por ciclo |
R4 | Severo |
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X10 (10-3) |
8 por ciclo (8 días por ciclo) |
R3 | Fuerte |
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X1 (10-4) |
175 por ciclo (140 días por ciclo) |
R2 | Moderado |
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M5 (5x10-5) |
350 por ciclo (300 días por ciclo) |
R1 | Menor |
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M1 (10-5) |
2000 por ciclo (950 días por ciclo) |
3.4. Riesgos en redes de transporte eléctrico y de combustible.
Las tormentas geomagnéticas también pueden afectar a los sistemas de suministro eléctrico y a algunos sistemas de transporte de combustible, como oleoductos y gasoductos, sobre todo el latitudes elevadas.
Las corrientes de inducción geomagnética (GIC, Geomagnetically Induced Currents), son corrientes de muy baja frecuencia, cercanas a la corriente contínua (DC), que se inducen en conductores eléctricos de gran longitud como líneas de alta tensión, oleoductos y gasoductos, como consecuencia de una tormenta geomagnética de gran intensidad [15] [20].
En la tabla 9, se muestra una estimación de la GIC contínua neutral que puede inducirse en un transformador en función de la intensidad de la tormenta geomagnética [1].
Severidad de la GIC | GIC continua neutral inducida en el transformador (Amps) |
Índice geomagnético K |
Menor | 5 – 14 | |
Moderada | 15 – 29 | K7 |
Mayor | 30 – 59 | K8 |
Severa | > 60 | K9 |
Normalmente, las GIC se asocian a eyecciones de masa coronal (CME) o a regiones de interacción corrotativa (CIR, Corotating Interaction Regions). Las CIR son estructuras de plasma a gran escala y de larga duración, generadas en latitudes bajas y medias de la heliosfera por la interacción de un flujo rápido estable de viento solar con el viento solar de velocidad más baja que tiene alrededor [21].
En el caso de las líneas de alta tensión, las GIC incrementan el nivel de corriente existente en dichos conductores, pudiendo provocar los siguientes efectos [8]:
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Incremento de armónicos.
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Disparos innecesarios de relés.
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Caídas de tensión.
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Daños permanentes a transformadores, debido al sobrecalentamiento producido por las GIC.
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Apagón completo de sistemas eléctricos, debido a la interconexión entre diferentes redes de transporte y distribución.
Según un estudio de la Metatech Corporation, auspiciado por la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de Estados Unidos (FEMA) y la Comisión sobre Pulsos Electromagnéticos (EMP), las tormentas geomagnéticas extremas suponen riesgos de averías de larga duración en grandes áreas de la red eléctrica norteamericana, pudiendo provocar apagones cuya solución podría extenderse durante periodos de tiempo extraordinarios, con el consiguiente impacto en cualquier otro sistema dependiente del suministro eléctrico [1]. Por ejemplo, la fabricación de un gran trasformador de alta tensión para sustituir a otro averiado puede demorarse durante 12 meses o más.
En el caso de oleoductos y gasoductos, las GIC pueden fluir entre la tubería y el suelo, incrementando la corrosión. Además, los voltajes asociados a las corrientes pueden afectar al sistema de protección catódico y a los sistemas de control [8].
Aunque, como ya se ha indicado, existe una mayor probabilidad de aparición de estos eventos en latitudes elevadas, en algunos países como Sudáfrica (entre -35ºS y -22ºS) se han llegado a producir fallos en los transformadores de algunas subestaciones eléctricas [22], por lo que ha de considerarse que podrían existir riesgos similares en España.
3.5. Eventos históricos.
Los siguientes eventos históricos del clima espacial que tuvieron un impacto significativo, están recopilados de diversas referencias bibliográficas [1] [6] [8] [12] [23] [24] [25].
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1859 (Evento Carrington): Durante los dos primeros días de septiembre, en el ciclo solar 10, se registró la que pudo ser la tormenta geomagnética más grande de la historia, originada por una eyección de masa coronal. Tras la CME, la tormenta tardó 17 horas y 40 minutos en recorrer la distancia entre el Sol y la Tierra, teniendo la componente Bz del IMF una orientación predominantemente Sur. Las auroras boreales resultantes se vieron con tal intensidad en la noche de las Montañas Rocosas que sus habitantes pensaron que estaba amaneciendo. Las auroras llegaron a verse en latitudes muy bajas, hasta el Caribe, Roma y Hawaii. Las líneas telegráficas cayeron de forma generalizada en Estados Unidos y Europa, provocando incluso incendios. Las erupciones solares se venían observando desde el 28/08, siendo el astrónomo inglés Richard Carrington quien observó la más intensa al mediodía del 01/09. Se estima que la tormenta fue tres veces más poderosa que la registrada en marzo de 1989.
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1921: Los días 14-15/05 se registra una tormenta geomagnética que induce corrientes GIC unas 10 veces mayores a las del evento de marzo de 1989. Según un estudio de la Metatech Corporation, la repetición de una tormenta de similares características en la actualidad provocaría fallos permanentes en unos 350 transformadores eléctricos de los Estados Unidos, dejando sin suministro a más de 130 millones de personas.
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1940: El día 23/03 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 277. Seis días después se registra otra con nivel máximo Ap = 226.
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1941: Se registran varias tormentas geomagnéticas entre marzo y septiembre: 01/03 con nivel máximo Ap = 212; 05/07 con Ap = 222; 18/09 con Ap = 312 (máximo histórico registrado con instrumentos).
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1942: una erupción solar provoca fallos en algunos radares aliados, durante la Segunda Guerra Mundial.
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1946: Se registran varias tormentas geomagnéticas entre febrero y septiembre: 07/02 con Ap = 199; 24/03 con Ap = 195; 28/03 con Ap = 215; 26/07 con Ap = 212; 22/09 con Ap = 214.
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1949: El día 12/05 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 196.
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1950: El día 19/08 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 203.
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1957: El día 02/09 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 221.
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1958: Se registran varias tormentas geomagnéticas entre febrero y julio: 11/02 con Ap = 199; 08/07 con Ap = 216.
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1959: El día 15/07 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 252.
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1960: Se registran varias tormentas geomagnéticas entre marzo y noviembre: 31/03 con Ap = 251; 04/10 con Ap = 258; 12/11 con Ap = 293.
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1967: El día 25/05 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 241.
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1972: El día 04/08 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 223.
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1982: Se registran varias tormentas geomagnéticas entre julio y septiembre: 11/07 con Ap = 229; 04/09 con Ap = 201.
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1984: una erupción solar intensa provoca fallos en las radiocomunicaciones en la banda de HF, afectando a los enlaces radio del avión presidencial norteamericano (Air Force One) en ruta hacia China.
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1986: El día 07/02 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 228.
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1989: Intensa actividad solar entre marzo y octubre: el día 13/03 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 285, la más intensa de los últimos 48 años, que provoca caídas de tensión (pérdida de generación de 9,45 MW sobre una carga de red de 21,35 MW) en las redes de transporte eléctrico de Quebec (Canadá), dejando sin electricidad a 6 millones de usuarios durante 9 horas, tras un fallo en cadena que tardó sólo 90 segundos en propagarse. En la red eléctrica de Estados Unidos se registraron alrededor de 200 fallos de importancia, entre ellos el de un transformador de la planta nuclear de Salem, en New Jersey, que estuvo sometido a una GIC de 80 A cuando su nivel normal de trabajo era de tan sólo 2-4 A. Fallos similares en las redes de transporte eléctrico de Suecia. La órbita de varios satélites sufrió alteraciones, causando a la NASA problemas de seguimiento con algunos de ellos durante cortos intervalos de tiempo. Fallos en satélites de radionavegación y degradadación en las comunicaciones en HF. Auroras visibles en latitudes casi ecuatoriales. El día 12/08 se produce una tormenta de radiación solar con nivel 9,2x10E3 pfu (unidades de flujo de protones). El día 16/08 se produce una erupción solar con nivel X20 en el rango de los rayos X. El día 19/10 se produce una tormenta de radiación solar con nivel 40x10E3 pfu.
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1991: El día 23/03 se produce una tormenta de radiación solar con nivel 43x10E3 pfu; Entre los días 01/06-17/06 se registran tormentas geomagnéticas con nivel máximo Ap = 196, generadas por 5 erupciones solares, que causaron la saturación de los sensores de la sonda espacial GOES.
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1992: El día 09/05 se registra una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 193.
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1994: El 20/01 se observan niveles sostenidos de alta velocidad en el viento solar, que provocan el fallo del satélite canadiense Anik E1 durante 7 horas, como consecuencia de descargas eléctricas inducidas a bordo. El fallo afectó a 100 periódicos y 450 emisoras de radiodifusión canadienses, interrumpiendo además el servicio telefónico en 40 comunidades. Una hora después de la recuperación del Anik E1, el satélite Anik E2 quedó fuera de servicio, provocando el corte de servicios de datos y televisión a 1600 comunidades (100.000 usuarios). La recuperación del Anik E2 tardó 6 meses, con un coste de 120 M$. El día 20/02 se produce una tormenta de radiación solar con nivel 10x10E3 pfu.
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1997: El satélite de comunicaciones Telstar 401, valorado en 130 M$ y perteneciente a la compañía norteamericana AT&T, pierde la telemetría y las comunicaciones a primera hora de la mañana del 11/01, como efecto de una tormenta geomagnética.
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Julio de 2000 (Tormenta del Día de la Bastilla): Los días 14-15/07, durante el máximo del ciclo solar 23, se producen una tormenta de radiación solar con nivel 24x10E3 pfu (S3), que tardó 15 minutos en llegar a la Tierra, y una tormenta geomagnética con nivel máximo Ap = 192, ambas causadas por una eyección de masa coronal. Los eventos se bautizan con el nombre de “Tormenta del Día de la Bastilla” [26].
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Noviembre de 2000: El día 08/11/2000 se produce una tormenta de radiación solar con nivel 14,8x10E3 pfu.
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Abril de 2001. El 02/04/2001 se registra una erupción solar con nivel X20 en el rango de los rayos X, la mayor observada hasta la fecha con instrumentos electrónicos.
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Noviembre de 2001. El día 04/11/2001 se produce una tormenta de radiación solar con nivel 31,7x10E3 pfu. El día 22/11/2001 se produce una nueva tormenta de radiación solar, con nivel 18,9x10E3 pfu.
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Septiembre de 2001: El día 24/09/2001 se produce una tormenta de radiación solar con nivel 12,9x10E3 pfu.
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Octubre-Noviembre de 2003 (Tormenta de Halloween): Entre los días 27/10-04/11, tres años después del máximo del ciclo solar 23, se registró nuevamente un nivel extremo de actividad en el clima espacial, alcanzándose apagones radio de nivel R4 (severo) el 28/10 a las 11:00 UTC. Un día después, se registró una tormenta de radiación solar de nivel S4 (severa), asociada a una eyección de masa coronal de nivel X17 que también provocó una tormenta geomagnética de nivel G5 (extrema), con Ap = 252 e índice geomagnético K=9 en latitudes medias y altas, al alcanzar la Tierra en unas 19 horas. La tormenta se mantuvo en niveles G3-G5 durante 24 horas. El satélite coreano KOMPSAT1, de órbita baja, sufrió variaciones en su órbita como consecuencia del calentamiento de la termosfera, mientras que el satélite japonés Kodama sufrió daños y tuvo que ser desconectado. Se sospecha que las tormentas también produjeron la pérdida del satélite ADEOS-2, valorado en 640 M$. La producción eléctrica en el norte de EE.UU. y Canadá tuvo que limitarse para evitar los efectos de las GIC, algo que fue posible gracias a las alertas emitidas por el NOAA/SWPC. La tripulación de la Estación Espacial Internacional tuvo que refugiarse en el módulo de servicio, donde el nivel de protección es más alto. El 30/10 se registra otra tormenta geomagnética con nivel Ap = 220, dejando sin suministro eléctrico a 50.000 usuarios en Suecia. El 04/11 se registró una nueva erupción solar con nivel X28e en el rango de los rayos X, la mayor registrada hasta la fecha por instrumentos electrónicos de observación. Las comunicaciones aeronáuticas en HF se vieron seriamente afectadas por eventos de absorción polar (PCA) en latitudes superiores a 57º N. También se produjeron dificultades en las comunicaciones transatlánticas en HF. El desvío de vuelos transpolares para evitar daños por radiación a pasajeros y tripulantes tuvo un coste de entre 10 k$ y 100 k$. Interferencias en el sistema de radionavegación Loran-C. Fallos de GPS en latitudes altas y desconexión temporal de su sistema de apoyo a aeronaves WAAS durante 30 horas.
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Enero de 2005: El 17/01 se registra una llamarada solar de tipo X3.8, elevándose el nivel de ruido 80 veces en la banda de 10 cm. La tormenta de radiación solar, de nivel S3, tardó solamente 8 minutos en llegar a la Tierra, provocando apagones de radio de nivel R3. Durante cuatro días consecutivos, las rutas aéreas comerciales transpolares quedaron cerradas.
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Diciembre de 2006: se produce una erupción que provoca una intensa ráfaga de ruido solar, 10 veces más intensa que las registradas en los últimos 50 años. Además, se registraron atenuaciones de 1 dB en frecuencias de hasta 35 MHz en toda la zona de la Tierra orientada al Sol, debido a las emisiones solares de rayos X y rayos UV que alcanzaron la Tierra en latitudes medias y bajas. La atenuación en las zonas polares fue provocada por los protones de alto nivel energético que alcanzaron la Tierra en latitudes altas.
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Abril de 2010: el día 05/04, el satélite de comunicaciones Intelsat Galaxy 15 comienza a tener fallos de envío de telemetría y de recepción de comandos, teniendo que ser sustituído por el Galaxy 12. Según el Oficial Jefe de Operaciones de la compañía constructora de estos satélites, el problema pudo deberse a un incremento de la actividad solar entre los días 03-05/04.
NOTA: puede realizar el seguimiento en tiempo real de la actividad solar a través del Panel de Radio HF y Clima Espacial, disponible en esta misma web.
Ismael Pellejero - EA4FSI |